Y cada día se me pinta igual, el
despertar es cada vez más difícil pues mis sueños son mejores, el piso esta frío y aunque hay calor en
el aire por el clima en turno, temo tocarlo con
la punta de mis dedos.
Me recuesto de nuevo
en la cama y cierro los ojos, recordando que ya son un poco más de las seis de la mañana y
que el tiempo no me alcanzara, pero igual cierro los ojos y sueño de nuevo... y sueño lo
mismo, ni ahí tengo tiempo de imaginar algo más.
De nuevo ese
despertador lindo y ruidoso provoca en mi coraje, pero me tranquilizo, es mas
tarde, y quiero un café, pero no me era posible. Tomé
una ducha muy fría que me erizo la piel, todos los
poros se alborotaron, y me apresure, mi cuerpo no
aguantaba mucho. Termine y me seque, era muy reconfortable. Regrese a mi
recamara y al ver la cama pensé en quizás caer en
ella, pero ya el reloj me recordó que era suficiente.
Termine mi rutina al alistarme y al querer
prepararme un buen desayuno, pero ese reloj otra
vez me recordó que tenía obligaciones, así
que me conforme
con un café muy caliente y cargado, me pare en la puerta y analice el panorama...
todo igual, nada diferente, los mismos de siempre, lo
mismo de siempre, qué más da, así será, así tiene que ser, solo un día menos...
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